El difícil negocio de los fabricantes de mascarillas: la mitad ha cerrado en menos de un año

Por:  NIUS

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  • Los fabricantes de mascarillas españoles se unen en una asociación para defender el negocio patrio.
  • Aseguran que las mascarillas son un buen negocio pero que la competencia asiática es muy desigual.

En diciembre de 2019 Eduardo Alonso, que tenía contactos en el mercado chino, empezó a ver que algunos clientes y proveedores comenzaban a pedir «cosas extrañas»: mascarillas, gel, pantallas… Muy pronto la demanda fue enorme, y de todo el mundo. E incluso los proveedores asiáticos se vieron desbordados. En ese momento, como tantos otros, Alonso decidió vender mascarillas. Es más, se propuso fabricarlas. El año pasado su empresa, recién nacida, facturó 1,7 millones de euros. En verano de 2020 la compañía, Safeiberia, era una de las cien con licencia para fabricar mascarillas quirúrgicas bajo la legislación. Hoy quedan la mitad, una de ellas la suya.

 

La rotura de stock de las mascarillas ha pasado, pero siguen siendo necesarias y utilizadas masivamente en casi todo el mundo, y más en España, donde son obligatorias incluso por la calle. Así que la falta de mercado no es el principal problema. «Tenemos que diversificarnos. Nosotros vendemos productos cosméticos para paliar los efectos de las mascarillas», explica Alonso. Él está convencido de que hay espacio para los fabricantes de mascarillas españoles, pero lo cierto es que salvo algunas excepciones, el recién creado sector no pasa por un buen momento.

 

Lo explica Jorge Lázaro, vicepresidente de la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas Y EPIS (OESP): «Es un mercado con mucho intrusismo de empresas asiáticas. No conseguimos penetrar en el mercado porque tenemos un precio un poco superior al chino. Pero es que el producto que viene de China no se fabrica con los mismos requisitos y exigencias que se nos exigen a los que fabricamos en Europa. Por eso nos hemos asociado, para unirnos y ser más fuertes. La asociación nace en enero de 2021, y nuestro objetivo es que se nos reconozca como una industria estratégica y necesaria. Que lo es, porque son productos necesarios para combatir esta pandemia, que antes no existían», afirma. 

 

Sí, en España no había ningún fabricante de mascarillas en marzo de 2020. Y en verano sumaban 100 licencias. «Algunas vienen del sector textil, otras del sanitario (hacían batas protectoras, por ejemplo) y otras de sectores como artes gráficas o inmobiliarias que vimos la oportunidad de satisfacer un mercado que no estaba atendido», cuenta Lázaro.

 

Gracias las mascarillas muchas evitaron el cierre, o hacer despidos, o pérdidas millonarias por el cese obligado de actividad. ¿Era un negocio condenado a ser efímero desde su nacimiento? Desde la asociación, que se creó con el objetivo de preservar el tejido empresarial surgido tras el estallido de la pandemia, aseguran que no es un negocio efímero pero sí que sufre competencia desigual. Jorge Lázaro reconoce que ahora «nuestras ventas de mascarillas están cayendo, pero no porque baje su demanda sino porque la importación de producto asiáticos es muy alta, cada vez más. De hecho vemos cómo todos los concursos públicos y licitaciones están siendo adjudicadas a importadores y distribuidores de productos chinos».

 

Coincide en el diagnóstico el director general de Safeiberia, que desde su planta en San Fernando de Henares (Madrid), considera que las mascarillas han venido para quedarse en muchos ámbitos. «A ninguno se nos ocurre ahora meternos en un avión, o en el metro, o ir al médico, sin mascarilla. Es una cuestión cultural, que debemos incorporar a nuestras vidas. No para ir por la calle ni para muchas actividades, pero las mascarillas tienen larga vida, y los productores españoles podemos satisfacer esa demanda», reivindica. 

 

Alonso considera que tienen trabajo para comunicar las mejores calidades del producto español, y Lázaro apuesta también por exigir a las autoridades una regulación: «Nuestra pelea va porque la administración regule: no se puede comparar el producto chino con el que fabricamos en España. Nuestras instalaciones sanitarias están reguladas por la AEMPS y son muy caras, cada lote que se fabrica se homologa por un laboratorio autorizado por esta Agencia, tenemos que tener un responsable técnico supervisado por la AEMPS que hace una trazabilidad desde los materiales del producto hasta la venta final… En China no se controla todo esto», advierte. 

 

Las 15 empresas asociadas a OESP fabrican más de 130 millones de mascarillas al mes. Dan empleo directo a 550 personas. Si se tiene en cuenta a la cincuentena de empresas españolas que se dedican a fabricar mascarillas en España, OESP calcula que se hacen en nuestro país unos 300 millones de cubre bocas al mes.

 


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