La economía circular, el nuevo reto en la fabricación del material sanitario

En un momento en el que la lucha contra la utilización del plástico comenzaba a dar sus primeros frutos, los plásticos se volvieron necesarios de nuevo para proteger contra el virus.

A lo largo de los últimos años, hemos visto cómo crecía el interés por cuidar el planeta e implantar en España un modelo de economía circular. Las noticias que se han ido sucediendo en este periodo alertaban sobre la importancia de cambiar nuestros hábitos, desde la fabricación de productos hasta el consumo de estos. 

Si bien es cierto que esta tendencia hacia la responsabilidad con el medio ha ido cobrando forma y aplicándose, desde la llegada del Covid-19 muchos proyectos dedicados a la sostenibilidad han quedado paralizados o directamente suspendidos.

En el caso de las empresas fabricantes de material sanitario, el avance de la pandemia ha dado un giro a todos los planes que existían para abordar la reducción de la contaminación.

Desde el pasado marzo de 2020, el principal objetivo de estas compañías pasó a ser la cobertura de las necesidades de los ciudadanos y del personal sanitario para hacer frente a la situación. La producción de mascarillas, batas y EPIs vivió un crecimiento sin precedentes. Inevitablemente, este aumento en la producción y distribución ha generado una gran cantidad de residuos.

En un momento en el que la lucha contra la utilización del plástico comenzaba a dar sus primeros frutos, los plásticos se volvieron necesarios de nuevo para proteger contra el virus. Los materiales de protección que se desarrollaron con este objetivo comenzaron a llenar los contenedores, aceras, parkings, o incluso los mares, después de su utilización, generando una oleada de desechos difícil de gestionar.

La subida de precios de los suministros para producir mascarillas, batas y EPIs que tuvo lugar en los primeros meses de pandemia, encareció los costes de fabricación hasta niveles alarmantes. Este encarecimiento provocó que muchas compañías tuviesen que recortar gastos para continuar con la producción, más necesaria que nunca en aquellos momentos. Después de la crisis inicial, los precios han comenzado a estabilizarse y las compañías pueden contar con mayores recursos para invertir en desarrollo e investigación con el objetivo de mejorar sus productos y descubrir métodos y materiales que resulten más respetuosos con el medio.

Aunque la vacunación continúa avanzando en España, esta emergencia sanitaria nos ha hecho ver que los productos de protección seguirán siendo necesarios en el futuro. Durante los últimos meses se han hecho grandes avances en este sentido. Las compañías nacionales han sido un ejemplo de sacrificio, trabajo constante e innovación. Todo este proceso ha supuesto un gran aprendizaje y no debe quedar aquí. Ante futuras emergencias y ante las dificultades sanitarias que cada día se afrontan en España, la seguridad resulta fundamental.

¿Es posible la producción sostenible en el ámbito sanitario?

Después de un año de pandemia, conviene analizar el punto en el que se encuentran los fabricantes españoles de mascarillas, batas y EPIs. Ahora que la demanda y los precios se han estabilizado, estas compañías pueden invertir mayores recursos en desarrollar procesos y productos más sostenibles que fomenten la economía circular.

Aunque todavía no existe un consenso claro sobre la mejor forma de gestionar los desechos sanitarios, ya podemos encontrar diversas iniciativas que proponen utilizar materiales reciclables para generar un ciclo realmente eficiente. El primer punto para tener en cuenta, y que dificulta el reciclaje de la forma tradicional, es que hablamos de residuos que podrían estar contaminados. No sólo por la Covid-19, sino porque los productos destinados a los sanitarios están en constante contacto con todo tipo de enfermedades, virus o bacterias. Es por ello por lo que el primer y más importante paso para tratarlos es su desinfección. Una vez se han desinfectado, los materiales son seguros para su nueva utilización. Algunos de los usos más comunes que ya se están dando a estos residuos son la generación de combustibles y productos químicos destinados a la industria. Sin embargo, la lista de opciones cada vez es más larga, pudiendo convertir mascarillas, batas y EPIs utilizados en juguetes, macetas o piezas para vehículos.

Por otro lado, cabe destacar la importancia de atajar la situación desde el principio, desde el momento en el que los fabricantes adquieren las materias primas. Ante la estabilización de los precios, las compañías tendrán la oportunidad de seleccionar entre un abanico más amplio de alternativas, entre las que podrán encontrar elementos menos contaminantes y más fáciles de reciclar.

En cuanto al propio proceso de desarrollo del producto, la innovación tecnológica permitirá aumentar las capacidades disminuyendo a su vez las emisiones y residuos generados. En este punto es importante señalar que la inversión en investigación por parte de las empresas y los organismos públicos seguirá siendo imprescindible.


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